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  1. La curiosa conexión entre Besançon y Murcia

    jueves, 17 de octubre de 2013

    Los tejados de Besançon. Foto de Sardinista.
    Llego a una nueva ciudad, francesa, del este, rural, fría. Ninguna aparente conexión con mi región de origen, española, cálida, del sur, soleada, de playa. Pero no hay que dejarse engañar por esa primera impresión. Pues he encontrado el vínculo en los hacedores de historias, en los cumplidores de sueños y buscadores de vida. En las personas.

    Quizás os parezca curioso que en la radio donde trabajo hay una chica que hizo el Erasmus en Italia con una murciana, y esa murciana es la hermana de otra chica que también ha venido aquí con el mismo programa que yo, y al mismo tiempo, y que desconocía su existencia. Además hace un par de semanas llegó una italiana que había estado haciendo un voluntariado en Cartagena y se defiende muy bien en español.  Quizás no os resulta tan curioso, a mí sí me lo pareció. Aquí estoy acostumbrada a decir que vengo de Murcia y acto seguido explicar que está al lado de Andalucía o más al sur de Cataluña, ya que poquísimos conocen Murcia. O eso creía yo.

    Vamos a probar con otro ejemplo. Voy a una rueda de prensa, me he retrasado unos minutos, llego tarde, soy la única periodista. Unos minutos más tarde llega otra periodista, justo para hacer unas preguntillas a los responsables. La chica me dice de hacerlo las dos juntas. –Ok, -Le digo, y añado, -Doucement, je suis espagnole. –y me responde en un perfecto español, - si quieres puedo ayudarte yo hablo español.  Un poco atónita le agradezco la proposición y se la deniego. Acabamos de hacer la pequeña entrevista y me pregunta de dónde vengo,- Murcia, respondo.  Ella se sorprende al escuchar la respuesta y me dice: yo viví en Murcia durante 5 meses y trabaje como camarera allí. Me quedo más atónita que antes. Acto seguido nos vamos a tomar un café y me explica que es de Lyon y que estuvo en Murcia porque tuvo una pareja allí, donde aprendió español.

    Para mí ese es el más sorprendente. Pero aquí va otro. La semana pasada en una soirée internacional estaba hablando con mi compañera menorquina cuando se acerca una francesa. Nos saluda y nos dice que ella sabe hablar español pero que tiene mucho acento. Nosotras no aceptamos que diga eso, pues somos españolas en Francia y acento no nos falta. La instamos a hablar y nos quedamos boquiabiertas al ver su fluidez y la falta de ese acento del que se avergonzaba. Nos confiesa que tiene familia en España y que pasa todos los veranos allí. -¿Dónde?, Preguntamos, -en Murcia, responde. ¿Murcia? No puede ser verdad, pienso.   Me cuenta su historia. Ella es de Lyon, pero sus abuelos paternos son de Murcia, más concretamente de una pedanía cercana a Alcantarilla. Ellos decidieron dejar el país al estallar la guerra civil española, y se instalaron en Lyon. Más tarde volvieron con sus hijos, a excepción de uno. Uno que se quedó porque conoció aquí a una francesa con la que formaría su vida. Ese es el padre de esta chica que dice llevar España en el corazón.   

    ¿Hay o no hay conexión?

    Besak desde el aire. Foto de Aeromedias


  2. Como una enana

    martes, 3 de septiembre de 2013

    Claude (mi tutor en la radio) y yo en la Cámara de la Franche-Comté

    Como una niña pequeña que se sorprende en cada novedad, como una niña que quiere crecer, que se quiere convertir en una niña grande…

    Así me siento en esta nueva emisora, descubriendo todo de nuevo. Hace ya una semana que comencé mi aventura en Radio Campus y a pesar de que el mundo de la radio no me pilla de nueva, si hay una pequeña gran diferencia a resaltar: Todo es en francés. Este pequeñito detalle (ironía) me descubre un mundo nuevo, me da una nueva meta: poder desarrollarme en francés. Si llego a conseguirlo de aquí a diciembre (mi cuenta atrás) creo que habré avanzado un pequeñito escalón en mi carrera como periodista.

    En la emisora me están facilitando mucho la integración, desde el primer momento han aceptado mi condición de extranjera, me han dicho: “N’hesite pas en nous demander tout ce que tu ne comprends pas bien, cela va pas nous derranger!, no dudes en preguntarnos lo que no entiendas, no nos molesta”. 

    Y como buena extranjera con ganas de acción, de conocer el métier, oficio, en Francia, ya me han mandado a cubrir varias ruedas de prensa, a coger cortes de audio de gente,
    responsables, jóvenes, e incluso a la presidenta del consejo regional de la Franche-Comté, la Valcarcel de aquí. De hecho, también he sido “entrevistada” por la televisión local, a propósito de una tarjeta joven que nos han dado y que nos proporciona multitud de ventajas. Me podéis encontrar en el minuto 2’14’’, si no  queréis ver el vídeo integro! ;)



    Ayer, lunes 2, también tuve la posibilidad de ir a un evento organizado para los estudiantes que parten en Erasmus, se celebró en la sala de juntas, en el congreso regional y allí me fui yo con mi ‘tutor’ para decir aurevoir a los francesitos que parten y disfrutar después de un apéro, un ‘aperitivo’ con canapés y desgustación de vinos del Jura (muy buenos) y zumos del Doubs (lo probé todo). Vamos, ¡como una reina!.

    Bienvenido al 102.4FM de Besançon

    Estudio de grabación

    Congreso de la Franche-Comté

    Congreso de la Franche-Comté





  3. Je m’appelle Maria

    sábado, 24 de agosto de 2013

    Digo adiós a mi nombre...

    Se acabó el nombre compuesto, aquí se ha reducido a María o, como lo pronuncian los franceses, Magía (guegegho). De hecho en la tarjeta de mi residencia pone Maria Guerrero, ni rastro del segundo nombre o del segundo apellido, y por supuesto nada de tilde en la ‘i’. Aunque he de señalar que me he acostumbrado, pero lo que más me cuesta es escuchar María en boca de los españoles o hispanohablantes ya que esos no tienen ningún problema para soltar un buen ‘Maríajosé’ con esa ‘j’ tan sonora que se convierte en misión imposible para los francófonos.

    Todo es cuestión de habituarse, y por habitud (una palabra muy afrancesada) o costumbre, me refiero a estar en un país catalogado de una gran riqueza culinaria y comer sin sabor.

     -¡Azúcar!, como diría la difunta Celia Cruz, -¡A esto le falta azúcar!-, añadiría. Pero no solo azúcar, también sal, pimienta, especias, sabor… Aunque es lo que toca para no desembolsar mucha pasta en cada déjeuner (comida), por lo que recurrimos a los restaurantes U (de universitarios).  Todo esto parece una crítica, o que hablo con rabia, con enfado, ofuscada, y no, no es así. Lo que me ha extrañado (y no me termino de hacer a la idea, y creo que mi madre tampoco podría) es que me lo como sin rechistar, que está cambiando mi actitud a la hora de comer (para bien), e incluso más de una vez me he aventurado a pedir de legumes, verduras, como guarnición, a las que les añado un poquito (o un muchito) de sal, pimienta y una rayita de aceite de oliva, cuando hay. 

    El deporte aquí también es cosa de grandes y pequeños. Están muy concienciados. Y no, no solo me refiero a la petanca (ese “deporte” que los jubilados disfrutan en España y que aquí practican hasta los más jóvenes), no, sino que más de una mañana me he encontrado a sexagenarias practicando jogging o footing (o como se diga) y además iban más frescas que una rosa, algo que me dejaba con cara de tonta. Yo también he comenzado a realizar deporte (aunque con prudencia) ya que suelo ir au vélo (en bici) o à pied (en el coche de San Fernando) la mayoría de las veces que vamos al centro, y ojo que tiene su mérito porque Besançon no carece de cuestas bien pronunciadas… 
    Ya sea por llegar a mi destino. ;)

    En una degustación de queso Comté


  4. Bienvenue chez les bisontines!

    sábado, 10 de agosto de 2013


    Tiovivo de la plaza del 8 de Septiembre
    Una nueva y pequeñita ciudad rodeada de montes y vegetación me ha acogido, Besançon. Ahora me encuentro en el este de Francia, a unos pocos kilómetros de Suiza, en una región que, no hace tanto, perteneció a los españoles.  Una nueva fase en mi camino es la que me ha traído hasta aquí. Desde ahora y hasta navidad conviviré con los bisontines (los habitantes de Besançon) y llegaré hasta ellos a través de la radio ¡¡ese maravilloso medio!! …

    Y ahora, a lo que me concierne, ya llevo casi tres semanas aquí y quoi de neuf?, qué hay de nuevo?

    Vamos por partes. Me hospedo en un ‘Foyer’ (hogar) para estudiantes, jóvenes desempleados y gente en riesgo de exclusión… vamos, que su fin no es lucrativo, y quitar las telarañas tampoco es su fin, porque haber hay, y muchas!! Está claro que no es el Rich, pero está bastante bien, tengo mi habitación individual con baño propio y cuenta con un restaurante en el que, si haces bien los cálculos, puedes comer por poco más de 3€ al día. Lo negativo es que está a unos 20 minutos a pie del centro, pero eso me lleva a hacer ejercicio, caminar o coger una bici son dos buenas opciones. Algo muy bueno de este lugar es lo abierto que está todo el mundo a conocer gente nueva, ya sea local o extranjera.  Así que, de momento, estoy encantada aquí.

    Por otro lado, acabo de comenzar un curso de francés que me hace levantarme todas las mañanas a las 7, aunque lo sobrellevo porque estoy viendo los progresos. Estoy en la clase B2.4, todo un logro para mí sabiendo que cuando volví de Erasmus tenía un B1. Lo mejor del curso es la variedad de gente de diferentes países con la que te puedes encontrar y las actividades que organizan (teatro, paseos en barco, soirées…).

    Y la ciudad… bueno, creo que eso queda para otros post!!
    À plus!!



  5. La llegada

    jueves, 25 de julio de 2013


    Tras madrugar, tres cuartos de hora para Alicante y 10 minutos en la cola para facturar la maleta cogí el avión, a las 9.10h, como estaba previsto, dirección Basel-Mulhouse-Freiburg. Después monté en tres trenes diferentes y me planté en Besançon donde me esperaba el sonriente Thierry (del centro juvenil regional) que me recibió, junto a los cerca de 30 grados que hacía,  y me llevó a la residencia donde no tenían prevista mi llegadas hasta 3 días después, aunque se solucionó fácilmente.

    Me encargué de la tediosa tarea de deshacer las maletas, llenas de esperanza y muucha ropa, y me dirigí a la cena, a eso de las 19.30h. Suerte la mía cuando escucho a dos chicas hablando español: una catalana y una noruega, con un acento mejor que el mío, me uno a ellas y me ponen al día de lo bueno y lo malo de la residencia y la ciudad. -No te creas que este buen tiempo es habitual, aquí tuvimos frío hasta principios de julio -, me dicen. Ya me lo temía. 

    Cansadísima del largo viaje tenía pensado descansar, pero surgió el plan de ir a un parque a la orilla del río, cerca del centro -¿te apuntas?- me preguntan, -bien sûr! Nos juntamos un alemán, un peruano, un francés, la noruega y yo, no es un chiste, y como salido de una postal nos sentamos a la orilla del río brindando y bebiendo vino alemán. También nos acompañaba una agradable brisa, los patitos nadando y el rugir del agua que nos apaciguaba.  Acabado el vino fuimos al irlandés (el local más barato) en la Place du 8 Septembre para tomar una bière! Se sucedieron muchas risas, historietas y cervezas hasta que decidimos, a eso de la 1.30h, volver al FJT Les Oiseaux, mi residencia. La luna llena nos iba guiando el camino.

    Desde mi ventana