Los tejados de Besançon. Foto de Sardinista. |
Llego a una nueva ciudad, francesa, del este, rural, fría. Ninguna aparente conexión con mi región de origen, española, cálida, del sur, soleada, de playa. Pero no hay que dejarse engañar por esa primera impresión. Pues he encontrado el vínculo en los hacedores de historias, en los cumplidores de sueños y buscadores de vida. En las personas.
Quizás os parezca curioso que en la radio donde trabajo hay una chica que hizo el Erasmus en Italia con una murciana, y esa murciana es la hermana de otra chica que también ha venido aquí con el mismo programa que yo, y al mismo tiempo, y que desconocía su existencia. Además hace un par de semanas llegó una italiana que había estado haciendo un voluntariado en Cartagena y se defiende muy bien en español. Quizás no os resulta tan curioso, a mí sí me lo pareció. Aquí estoy acostumbrada a decir que vengo de Murcia y acto seguido explicar que está al lado de Andalucía o más al sur de Cataluña, ya que poquísimos conocen Murcia. O eso creía yo.
Vamos a probar con otro ejemplo. Voy a una rueda de prensa, me he retrasado unos minutos, llego tarde, soy la única periodista. Unos minutos más tarde llega otra periodista, justo para hacer unas preguntillas a los responsables. La chica me dice de hacerlo las dos juntas. –Ok, -Le digo, y añado, -Doucement, je suis espagnole. –y me responde en un perfecto español, - si quieres puedo ayudarte yo hablo español. Un poco atónita le agradezco la proposición y se la deniego. Acabamos de hacer la pequeña entrevista y me pregunta de dónde vengo,- Murcia, respondo. Ella se sorprende al escuchar la respuesta y me dice: yo viví en Murcia durante 5 meses y trabaje como camarera allí. Me quedo más atónita que antes. Acto seguido nos vamos a tomar un café y me explica que es de Lyon y que estuvo en Murcia porque tuvo una pareja allí, donde aprendió español.
Para mí ese es el más sorprendente. Pero aquí va otro. La semana pasada en una soirée internacional estaba hablando con mi compañera menorquina cuando se acerca una francesa. Nos saluda y nos dice que ella sabe hablar español pero que tiene mucho acento. Nosotras no aceptamos que diga eso, pues somos españolas en Francia y acento no nos falta. La instamos a hablar y nos quedamos boquiabiertas al ver su fluidez y la falta de ese acento del que se avergonzaba. Nos confiesa que tiene familia en España y que pasa todos los veranos allí. -¿Dónde?, Preguntamos, -en Murcia, responde. ¿Murcia? No puede ser verdad, pienso. Me cuenta su historia. Ella es de Lyon, pero sus abuelos paternos son de Murcia, más concretamente de una pedanía cercana a Alcantarilla. Ellos decidieron dejar el país al estallar la guerra civil española, y se instalaron en Lyon. Más tarde volvieron con sus hijos, a excepción de uno. Uno que se quedó porque conoció aquí a una francesa con la que formaría su vida. Ese es el padre de esta chica que dice llevar España en el corazón.
¿Hay o no hay conexión?
Besak desde el aire. Foto de Aeromedias |
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