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  1. Ilustrafun: Esa locura genial

    domingo, 16 de noviembre de 2014


    Presentación de Ilustrafun en Cartagena.
    Cuando sea mayor seré astronauta, o policía, o pájaro y me dedicaré a la vida contemplativa. Estas pueden ser algunas de las ideas con las que despertábamos cada día cuando apenas levantábamos dos palmos del suelo.  Ideas que parecían locas o disparatadas, pero que al final se acaban realizando (a excepción de convertirse en pájaro). 

    De una forma, no diría parecida, pero que guarda algún grado de locura hace cosa de un año, Pablo, licenciado en bellas artes, nos dijo a unos amigos: "Hace tiempo que quiero organizar unas jornadas de ilustración, ¿quién se apunta?". En ese momento una chispa me saltó en la cabeza y dije: "Yo me apunto". Entonces comenzamos a cavilar de qué forma podríamos sacar eso adelante. Otro compañero se unió, José. Y nos hizo una fantástica web, yo tiré de conocimientos literarios para redactar textos y hacer las veces de gestora de redes sociales (o community manager, como ahora se estila).

    Pero el gran papi, el que gestó, dio cariño al evento e hizo gran parte de los esfuerzos, fue Pablo Manuel. Él contactó con los profes, consiguió las instalaciones y los colaboradores. Y así, con, a ratos, más pena que gloria, lo logramos. De las 20 plazas ofertadas llenamos 17 y contamos con 4 profesores de excepción en el panorama de la ilustración. Todo un éxito.
    De esta manera, y bajo el calor abrasador que asolaba Cartagena (quién nos mandaría a nosotros) del 6 al 9 de agosto vimos cómo se materializaba esa idea y nacía ‘Ilustrafun’ con 8 meses de gestación/parto. Y como cada recién nacido, llenamos de luz y alegría nuestra casa, y la casa (o más bien cabeza) de cada uno de los participantes que nos declararon amor eterno y nos inflaron de orgullo.
    Ahora, tres meses después, nos disponemos a lanzar la nueva edición de ilustrafun e ir consolidando estos eventos como una cita obligada para todo amante de las artes visuales y plásticas. Lo mejor de todo, que no queremos ni vamos a cesar en nuestro empeño, nuestro niño va creciendo a pasos agigantados, y a nosotros se nos cae la baba.


    Si quieres saber más del evento (ya que tampoco lo he explicado en detalle) visita: http://ilustrafun.com/  y en fb: https://www.facebook.com/ilustrafun y en twitter: @Ilustrafun

  2. ¿Me tengo que resignar?

    jueves, 16 de enero de 2014

    ¿Crees en el amor a primera vista? Es un topicazo, pero sí, me enamoré de un flechazo, y muy jovencita. Tenía doce años, estaba en sexto de primaria y apenas sabía que era eso de interesarme en chicos. Entonces apareció él, ‘Pon ‘T’ al Loro’ se llamaba, una publicación trimestral de mi colegio. Como había falta de colaboradores en la E.S.O, nuestro tutor nos ofreció participar. Me pareció una buena idea, no sabía lo que me venía encima. Yo, aquella chica que se negaba a mirar los informativos de televisión tildándolos de aburridos; la niña que los sábados noche persuadía a sus padres para que no dejaran la televisión en Informe Semanal, y repelía la radio que no emitiera música a todas horas. Esa zagala (como decimos por Murcia) comenzó a cambiar hasta que un día dijo a su madre: "Mamá, yo quiero ser presentadora del Telediario de las 21h  en TVE".  Parece que una vocación estaba mostrándose, no sabemos si para bien o para mal. Pero esa chica y su ilusión iban contando sus planes de futuro a todo aquel que se atreviera a preguntar, y los convencía, la niña les hacía creer en ella.

    Esa llamita que se encendió con 12 años ya nadie podía apagarla. Incluso cuando estaba en la ESO y le frustraba sentarse a empollar, cuando llegó a bachillerato y sufrió una gran decepción académica por no haberse aplicado los años precursores, cuando la cuesta de la secundaria se le hacía más insoportable, la llama seguía encendida, le iluminaba el camino, le animaba a levantarse por las mañanas y no tirar la toalla. Tras lágrimas, desesperación, resoples y esfuerzos, consiguió llegar a la universidad; ¿la carrera elegida? Bien sabrá ya la respuesta. 

    Pues no había un solo día en que la chica, ya un poco más crecida, no sonriera por poder estudiar lo que años atrás eligió. Por cultivarse en la materia y absorber cada pequeño resquicio de conocimiento.  Su madre cuenta que veía a su hija “resplandecer de felicidad”. Pero la ambición iba a más. En el último curso, tras pasar un año de Erasmus en Francia, aunaba las clases con el tedioso trabajo final de grado, escuela de idiomas, prácticas en un gabinete de comunicación para, como decía: “saber qué es eso”; colaboraciones los fines de semana en la radio de su pueblo, y la experiencia que más ha disfrutado hasta el momento, prácticas en Cadena COPE. En esta emisora le dieron la oportunidad, y tras insistir un poco, de ayudar a cubrir la huelga general del 29 de marzo de 2012. Como si de una profesional se tratara, aquel día se despertó a las 5h de la mañana para plantarse en las puertas de LatBus, la empresa de autobuses que daba servicio a la Región. Allí hizo tres conexiones en directo para el informativo regional de COPE Murcia. Ese día se sintió periodista. 

    Han sido muchas las aventuras que han venido después, pasando por un gabinete de comunicación, el cual decidió dejar para marcharse a una radio francesa. Una radio que confió en ella y le dio la oportunidad de hacer una emisión en directo (en francés, claro está), desde el Parlamento Europeo de Estrasburgo, y con entrevista a Eurodiputados. 

    Ahora la joven ha vuelto a su tierra, la llama sigue encendida, pero el ánimo decae. Han sido muchas experiencias vividas, pero pocos los contratos firmados, las oportunidades reales de trabajar, de conseguir eso con lo que tantas veces ha soñado. Ahora se dispone a estudiar marketing porque, “tiene salidas”, balbucea auto convenciéndose mientras una lagrimilla se le escapa al pensar que se está alejando de su sueño. 

    Entonces enciende la tele, pone la 1. Son las 21h, el Telediario, y aparece un rostro familiar desde New York. Almudena Ariza entra en acción. Entonces, esta niña, ahora mujer, dice: “Eso quiero ser yo”.


  3. El sudoku del gobierno

    lunes, 16 de diciembre de 2013


    En mi opinión (uy, no comienzo bien este post) los problemas gubernamentales que tiene España, o sea, los problemas de este nuestro país, son tan complicados y profundos que el solucionarlos no es moco de pavo. Eso sí, el solucionarlos bien y no poner parches, es casi imposible.

    El jueves pasado asistí a unas jornadas formativas (o más bien informativas) de un nuevo programa que quieren implantar en la Unión Europea para reducir el paro juvenil en los países que superen el 25%, como España que andamos por el 56’4%. El proyecto llamado Garantía Juvenil y que entrará (o planean que entre) en marcha el próximo año, es decir, en unos días, consiste en implantar un sistema por el cual los jóvenes hasta 25 años que estén sin estudiar (bien por haber acabado o por abandono) o sin trabajar puedan encontrar un empleo, unas prácticas profesionales o una formación, tan sólo cuatro meses después. Algo que suena inaudito. Y que nos hace pensar, ¡¡Genial!! Por ¿qué no lo habéis puesto antes en marcha? Pero entonces se cae del sueño cuando una de las participantes pregunta, “¿pero si no hay empresas cómo van a hacer prácticas profesionales?” -y otra añade-, “pero aquí el problema alcanza hasta los 30 años”. El experto europeo no tiene respuesta a la primera pregunta y a la segunda justifica que está en manos de cada país ampliar la edad, pero los fondos destinados serían los mismos, (6.000 M de € de 2014 a 2020, de los cuales se destinarán 940M de € a España) por lo tanto el país debería correr con parte de los gastos. Y en ese punto es en el que a la palabra “ayuda” se le caen letras y se queda en ¡Ay!. 

    Este novedoso programa, del cual el experto europeo defendía que su objetivo es cambiar la base, aplicar ese método y no parchear, ha sido copiado de técnicas exitosas implantadas en Finlandia y Austria. ¡¡Acabáramos!! Dos ricos países con muchas menos problemáticas que las nuestras. Pero, quizás no se ha llegado a cavilar que posiblemente esos países vayan mejor porque tengan una mejor base, es decir, no existan ya tantos errores en el cimentado como el nuestro.  Y  sí, efectivamente, la personalidad venida de Austria para explicar la Garantía Juvenil nos ha dado pelos y señales del sistema de educación austriaco para casi “impedir” el abandono escolar, y que la gran parte de los chicos salieran formados, pero no solo eso, con prácticas hechas y remuneradas, y con una profesión adaptada a la demanda del mercado.

    Creo que ese fue el momento en el que los rostros del pequeño auditorio perdieron, un poquito las esperanzas. Pocos desconfían de la ejecución de este plan (bueno, algunos sí dudaron), pero no será tan magnífico como parecía. Gran parte de los universitarios se quedan fuera por la restricción hasta los 25, además se deben localizar empresas que se acojan, ofertar cursos de calidad para que aquellos denominados “ninis” salgan con un oficio, o algo por el estilo, que se lleve a cabo una gestión adecuada para cumplir los 4 meses de espera, y que ello dé sus frutos y tras el paso por el programa el joven tenga un puesto de trabajo.

    Una difícil deducción que me ha vuelto a desviar la atención a los problemillas de España, y estos a su vez me han hecho acordarme de los Sudokus. Sí, así veo yo el gobierno. Hay que hacer tantas reformas en tantos ministerios que si tocas uno afectarás a otro, y a otro; se parece a ese Sudoku que tienes casi completo, pero te das cuenta que no, que en algo has fallado porque no encajan las últimas cifras, momentos atrás ibas bien, pero no te aseguraste. Entonces te pones nervioso, ante las ganas de terminarlo para demostrar de lo que eres capaz, y temeroso, esperando que nadie se dé cuenta de tu error (o no muy pronto). Y para intentar solucionarlo recorres al viejo truco de cambiar un par de números, parchear un poco, para ver si la cosa mejora, y parece que sí, pero no. Entonces cambias otros números por otro lado pero, no, se empeora. Aun así, te empeñas en seguir ejecutando esta maniobra, que cada vez resulta más tediosa y compleja, en lugar de hacer lo más eficaz, aunque no lo más fácil, borrar todo y comenzar de nuevo, pero esta vez con cuidado.

    Las vistas desde la Facultad de empresa de la Politécnica donde se realizó el evento



  4. Cuando corres no hace frío

    miércoles, 11 de diciembre de 2013


    De correr hablo. Me he comprado unos “Mercedes” y hablo en plural porque son dos. Uno para el pie izquierdo y otro para el pie derecho. O eso me ha dicho la dependienta que me ha vendido mis nuevas zapatillas deportivas, “son las Mercedes de las zapatillas para correr”.

    Y así es, con el cambio de país (antes estaba en Francia), ha llegado el cambio de hábitos, y ponerme en forma. Aunque estos cambios van poco a poco, aclimatándome y reactivándome. Tan sólo quiero cumplir el antiquísimo dicho de “men sana in corpore sano”. 

    A parte de disfrutar “mi villa” de otra manera, golpeándome el aire en la cara y moviendo mi cabello, cuando corro me siento desafiada y más libre, además entro en calor. Eso sí, hay que empezar poquito a poco, pero hay que empezar.

    Desafiemos este 2013, ¡por un 2014 sano en salud y trabajo! ;)

  5. #EnBuscaDeUnPadrino

    jueves, 5 de diciembre de 2013


    Tengo 24 años y casi año y medio con el título bajo el brazo.  A pesar de la mala situación no he parado. Comencé en el gabinete de Comunicación de la UCAM, y más tarde decidir vivir una aventura europea y acabo de regresar tras pasar unos meses en una radio francesa que me ha llevado hasta el parlamento de Estrasburgo. (Todo ello a parte de todas las prácticas de verano que he realizado en radio y tv). 

    Ahora he vuelto a mi tierra, Murcia, para seguir avanzando. Parece un chiste o una locura, pero lo cierto es que donde más recursos puedo encontrar, donde mejor me puedo desenvolver y pueden ayudarme, es en mi casa. 

    Tengo mucha sed de aprender (más allá de la carrera), y tengo más ganas aún de mejorar. El problema es que hay poca gente a la que pueda recurrir en busca de un consejo, de una crítica o de una mano.  Pondré un ejemplo más visual, necesito un Jedi que me ayude a controlar mi fuerza. Dicha fuerza se manifiesta en la creatividad, o los impulsos emprendedores con los que despierto, pero como suelen ser tantos y tan variados al final soy poco productora, por eso te necesito a ti para que me oreientes.

    Si me apadrinas, prometo no defraudarte, esforzarme por lograr lo mejor y, sobre todo, te nombraré en mis discursos de agradecimiento cuando recoja reconocidos méritos. Ejem, ejem, ya sin bromas: Necesito aprender lo que la carrera no me da, pulirme y tener un consejero/a al que poder plantear mis dudas o proyectos,

    ¿Quieres ser mi padrino o madrina?

    ¡Que la fuerza te acompañe!



  6. Je m’appelle Maria

    sábado, 24 de agosto de 2013

    Digo adiós a mi nombre...

    Se acabó el nombre compuesto, aquí se ha reducido a María o, como lo pronuncian los franceses, Magía (guegegho). De hecho en la tarjeta de mi residencia pone Maria Guerrero, ni rastro del segundo nombre o del segundo apellido, y por supuesto nada de tilde en la ‘i’. Aunque he de señalar que me he acostumbrado, pero lo que más me cuesta es escuchar María en boca de los españoles o hispanohablantes ya que esos no tienen ningún problema para soltar un buen ‘Maríajosé’ con esa ‘j’ tan sonora que se convierte en misión imposible para los francófonos.

    Todo es cuestión de habituarse, y por habitud (una palabra muy afrancesada) o costumbre, me refiero a estar en un país catalogado de una gran riqueza culinaria y comer sin sabor.

     -¡Azúcar!, como diría la difunta Celia Cruz, -¡A esto le falta azúcar!-, añadiría. Pero no solo azúcar, también sal, pimienta, especias, sabor… Aunque es lo que toca para no desembolsar mucha pasta en cada déjeuner (comida), por lo que recurrimos a los restaurantes U (de universitarios).  Todo esto parece una crítica, o que hablo con rabia, con enfado, ofuscada, y no, no es así. Lo que me ha extrañado (y no me termino de hacer a la idea, y creo que mi madre tampoco podría) es que me lo como sin rechistar, que está cambiando mi actitud a la hora de comer (para bien), e incluso más de una vez me he aventurado a pedir de legumes, verduras, como guarnición, a las que les añado un poquito (o un muchito) de sal, pimienta y una rayita de aceite de oliva, cuando hay. 

    El deporte aquí también es cosa de grandes y pequeños. Están muy concienciados. Y no, no solo me refiero a la petanca (ese “deporte” que los jubilados disfrutan en España y que aquí practican hasta los más jóvenes), no, sino que más de una mañana me he encontrado a sexagenarias practicando jogging o footing (o como se diga) y además iban más frescas que una rosa, algo que me dejaba con cara de tonta. Yo también he comenzado a realizar deporte (aunque con prudencia) ya que suelo ir au vélo (en bici) o à pied (en el coche de San Fernando) la mayoría de las veces que vamos al centro, y ojo que tiene su mérito porque Besançon no carece de cuestas bien pronunciadas… 
    Ya sea por llegar a mi destino. ;)

    En una degustación de queso Comté


  7. Cómo leer 'El Espejo Desnudo'

    lunes, 8 de julio de 2013

    'El Espejo Desnudo' por dentro

    Los restos de un dulce regustillo que te permite dormir tranquilo y desear volver a leer un nuevo cuento.

    El Espejo Desnudo es un libro de cuentos muy personales y para adultos que ha creado la mente atrevida de Julia R. Robles y al que ha dado imagen y color su sobrino, el ilustrador Pablo Manuel Moral Robles.

    Es un libro que aparenta sencillez, liviano, pero al que se saca su jugo con una lectura tranquila, relajada y adentrándonos en ella poco a poco, consumiendo  un cuento por cada ocasión que se abra.   Yo recomiendo mi modo de leerlo para disfrutarlo con todos los sentidos:

       -    Dejar que las yemas de los dedos contorneen la figura rectangular y se hagan eco de cada una de las esquinas y las diferentes líneas. Incluso llegar a tocar las ilustraciones aunque no estén en relieve, como si los dedos pudieran ver y recorrieran alegremente cada trazo. Detenerse un momento y abrir el libro.

       -    E impregnarnos del aroma que nos envuelve. De la novedad que nos espera, de la invitación olfativa a leerlo. Cerrar los ojos, pasar la mano por las hojas satinadas, inspirar. 

       -    Inspirar hasta que las papilas gustativas sientan la presencia del olor a nuevo y reconozcan el sabor de esa publicación. Dejarnos sorprender por su dulzor y aventurarnos a abrir los ojos.

       -    Y que cada color se refleje en nuestra retina. Contemplar las ilustraciones, las formas regulares entremezcladas con lo abstracto, los colores elegidos, a veces vivos, otras apagados que se combinan con fríos y cálidos, e intentar adivinar la historia que nos espera ya que nunca llegaremos a imaginar lo que las palabras impresas esperan a relatarnos.

    Una vez hallamos saboreado el primer “mordisquito” que hemos dado al libro podremos adentrarnos en la lectura. Y recuerda, tan sólo un cuento cada vez para sacarle el máximo provecho a ‘El Espejo Desnudo’.

    Portada de 'El Espejo Desnudo'