Escuchando a unos gatos maullar escandalosamente, que parecen estar haciendo cosas rarillas, bajo mi ventana; me dispongo a escribir para llevar mi atención a otro punto, pues comienza a darme hasta miedo.
Ya estoy de vuelta en Lille tras 3 semanas de vacaciones en casa para oxigenar el cerebro, múltiples visitas, idas, venidas, comilonas y un viajecillo bastante movidito, llegué. Con más ilusiones, proyectos y ganas.
Para comenzar hoy hemos ido a visitar Gante, una ciudad pequeñita de Bélgica, de visita obligada. Bonita, flamenca con canales y patrimonio, aunque aún la supera Brujas.
Dispuestos a la aventura dominguera Jaime, Mario, Rosa, Elena y yo partíamos a las 10h de la mañana con rumbo a aumentar nuestro álbum de fotos Erasmus. Con una temperatura buena que hace estas visitas más llevaderas, nos hemos introducido en la ciudad belga, en la cual, como no, había españoles, y en la que hemos reafirmado que a los franceses y belgas les gusta alargar demasiado la Navidad pues todavía hay decoración y luces encendidas.
Tras 15 minutos deambulando entre la lengua flamenca hemos encontrado el punto de información y nos hemos hecho con un mapa y ruta de lugares imprescindibles para ver… entres los que estaba un hombre haciendo pompas gigantes en una plaza, un castillo, dos torres, una iglesia/catedral/basílica, puentes, un canal, iglesias, calles adoquinadas … y otras tantas desventuras.
Tanto paseo da hambre por lo que hemos comido, pero no cualquier cosa, algo “típico” belga… unas frites y algo que las acompañara… más tarde un postrecito y vuelta a la estación para volver a casa.
Mañana universidad, probando clases para componer nuestro horario y nuestro temario; a ver si hay suerte.
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