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  1. Los jóvenes no tenemos valores

    lunes, 28 de mayo de 2012


    (Tienes dos opciones, leerlo o escucharlo)

    O hay muchos que no se cansan de decirlo. Somos vagos, cómodos y con el mínimo espíritu de sacrificio, maleducados, irrespetuosos con los adultos y con el prójimo. No encontramos nuestra vocación, no sabemos lo que queremos y vamos gastando tiempo y dinero para lograrlo, tan solo nos importa la diversión, el placer por el placer sin atender a las consecuencias; ah, y sobre todo, somos egoístas.
    Estas son algunas de las características que forman el perfil de muchos jóvenes, pero ¿nadie se ha parado a preguntarse por qué?  ¿Qué nos diferencia de nuestros padres o abuelos? 

    En la mayoría de las casas, cuando nuestros abuelos eran niños los recursos eran muy limitados. Gran parte de los españoles trabajaba y comía del campo. Era una época en la que las casas tenían corrales y se criaban gallinas, conejos, pavos… que eran el sustento familiar. Por supuesto, para que el hogar saliera adelante todos debían contribuir, unos en la casa, otros con los animales, también en el campo o algún otro empleo.  El esfuerzo conjunto de todos ellos hacía que pudieran subsistir, y pensar en estudiar estaba reservado para señoritos ya que no se podía prescindir de un par de manos de trabajo.  Más adelante se encontrarían con la guerra civil y el régimen franquista, entonces la aspiración de los españoles era permanecer vivo y poder salir adelante. Algunos más aventureros soñaban con el final del dictador. Y en general todos buscaban un futuro mejor para sus hijos. 

    Nuestros padres, criados con el propósito de sus padres de conseguir una mejor calidad de vida, pudieron recibir algún tipo de estudios (unos más y otros menos), y aun así deberían contribuir en el sustento del hogar. Hacían las labores de la casa, aprendían a cocinar, a coser, a limpiar o trabajaban en fábricas y campos, las mujeres; los hombres salían a trabajar fuera, en el campo, en las fábricas o aprendían un oficio. Les tocó vivir en una época de esperanzas pero de incertidumbre, como fue la transición española. Entonces comenzaron a creer, a luchar y a desear un futuro mejor para sus hijos, un futuro en el que pudieran ser señoritos, dedicarse a estudiar y encontrar un buen puesto, en lugar de ‘partirse la espalda’ como ellos.


    Ahora, nosotros hemos nacido en una sociedad fruto de la lucha de nuestros abuelos y padres. Vivimos en un país desarrollado con una elevada calidad de vida. Tenemos al alcance las últimas tecnologías que nos facilitan las tareas  y nos ayudan a disfrutar. No hemos tenido que luchar ni trabajar en el campo de sol a sol, nos hemos librado del servicio militar obligatorio y de renunciar a los estudios porque en casa se necesitaba ayuda.  Entonces ¿por qué debemos luchar? ¿Cuál es nuestra aspiración?, ninguna.

    Desde pequeños lo hemos tenido todo. Una educación, un cuidado personalizado, hemos visto los dibujos animados en televisión durante los fines de semana e incluso hacíamos alguna excursión familiar al cine. En vacaciones íbamos a la playa algún día o pasábamos allí una semana. Hemos tenido peonzas, canicas, combas, elásticos, también Barbies, Power Rangers, hasta Segas y Nintendos. Más adelante algunos disfrutaron de moto y otros estrenaron ese novedoso invento, el teléfono móvil, aunque lo más que hacíamos con él era “dar toques” o enviar SMS.  También llegó a nosotros la ropa de marca, las primeras salidas los fines de semana y los suspensos. Si lo teníamos todo ¿para qué estudiar? Nuestros padres se partían la cabeza intentando explicar que así conseguiríamos un futuro mejor.  ¿Qué futuro mejor? ¿No lo tenemos todo ahora? 

    A pesar de ello, para que estudiáramos, nuestros padres, víctimas del deseo de que nosotros llevásemos una vida mejor que ellos, cedían a nuestras peticiones y seguían colmándonos de nuestros caprichos, dándonos dinero para salir de fiesta y, en cierto modo, han contribuido a las primeras borracheras, segundas, terceras…  

    Nuestros referentes han sido los protagonistas de ‘Salvados por la Campana’, ‘Sensación de vivir’ al ‘Salir de clase’ o ‘Compañeros’… jóvenes irresponsables que “vivían la vida”. Y a eso aspirábamos. ¿Qué valores podríamos obtener?  Nos hemos criado en una sociedad que nos ha mimado en cada etapa, ¿para qué tendríamos que sacrificarnos? Ahora muchos andan perdidos, les han dado tanto y no les facilitan conseguir un empleo… 


    Yo creo que hay esperanza. La crisis contribuirá a ello y destacará a esos jóvenes dispuestos a sacar su máximo rendimiento. Aquellos que luchan y creen en valores de fortaleza, perseverancia, prudencia, respeto, justicia y verdad.  Aquellos que supieron caer y salir de la tentación porque tuvieron buenos guías y referentes que se paraban a explicarle el valor de las cosas. Esos se esforzarán por conseguir un futuro mejor.

  2. 2 Comments:

    1. Marina dijo...

      Joeee chica,sólo tú lo podrías explicar así de bien! Jeje

    2. mar_nav dijo...

      La idea del audio es muy buena!!!, Un saludo

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