Cuando la magia te envuelve debes dejarte llevar porque no siempre se tiene ese placer.
Hoy, miércoles, tras una semana de idas y venidas a casa de Rosa y Jaime, hemos expuesto el trabajo que estábamos preparando para una asignatura de psicología (en la que nos hemos colado) por la que nos daban 3 créditos. Eso nos ha mantenido entretenidos, y también trasnochando, o al menos a mí, más de un día. Pero, aunque parezca raro, me ha gustado. Me ha gustado por que es algo diferente a lo que hago, algo nuevo, porque he aprendido cosas nuevas y porque he estado ocupada, ajetreada con más cosas que hacer que normalmente y que hacen que me sienta útil y que , paradójicamente, trabaje mejor. Tras la expossé en clase, con todo en francés, evidentemente, algunos fallos a la hora de pronunciar nombres ingleses, risas, atascos y demás… nos hemos quedado libres del trabajo realizado, satisfechas. Entonces nos esperaba una velada en el Palais des Beaux Arts (un museo) en el que hacían una jornada especial nocturna y gratuita.
Podías ir a volver a ver el museo o podías dibujar a modelos que posaban frente a ti mientras la Orquesta universitaria de Lille tocaba sus mejores piezas. Había mesas y caballetes instalados para la ocasión, en una mesa te podías abastecer de carboncillos, lápices y láminas para realizar tus dibujos.
Rosa y yo, aventuradas nos hemos instalado en un caballete libre, hemos cogido una lámina oscura, por eso de que un folio en blanco da terror, y hemos comenzado a dibujar la noche. Hemos dibujado la noche como lo harían niños pequeños, pero algo es algo. Emocionadas hemos cogido una caja de colores pastel y pintábamos y difuminábamos para mezclar los colores, suavizar o dar un aspecto de luminosidad a la luna (pringándonos así todas las manos). Lo gracioso era que todo el mundo dibujaba a los modelos y nosotras hemos decidido improvisar… casi todos los que pasaban por allí se quedaban asombrados de la viveza de nuestro cuadro, con tantos colores y de la originalidad… arrancábamos sonrisas a los curiosos que incluso se acercaban a decirnos: –Muy bueno; o – Es el que más me gusta de todos… ¡Para que digan que los franceses no tienen sentido del humor!. No hemos dejado a nadie indiferente. Éramos dos chiquillas con ganas de dibujar pero sin dotes como para representar a los modelos.
La orquesta tocaba. La luna ya había salido. Los curiosos se agolpaban en la sala. Nosotras pintábamos y nos dejábamos envolver por la música, el ambiente y la magia del momento.
Y es que ¿Cuantas veces se te presenta la oportunidad de pintar en un museo con una orquesta tocando?. Para mí ha sido algo especial.
(Rosa se ha encargado de la parte de abajo y yo de la de arriba. Foto tomada por Antonio Lobato)
Soy partícipe de esas idas y venidas que me tenían recluido en la comodidad de mi cama y mi ordenador!! jaja